domingo, 2 de diciembre de 2007

De triángulos...

Me he desvelado. Para variar. Y me he acordado de un vídeo que me pusieron en tercero o cuarto de primaria. Posiblemente en la clase de ética. Se llamaba "El triángulo equilátero". Tenía su musiquita y todo. Trataba de que el ser humano había de desarrollarse, principalmente, en tres facetas de la vida: la inteligencia, la salud y las relaciones sociales. Cada lado del triángulo representaba una de ellas, las cuales se debían desarrollar equitativamente para poder mantener el equilibrio, poniendo ejemplos muy básicos y estereotipados de lo que ocurría cuando el triángulo se convertía en escaleno o isósceles. De esta forma se mostraba a chic@s que desarrollaban mucho una de las facetas en detrimento de otra o las otras dos: el que desarrollaba la inteligencia era el típico empollón (con gafas y todo) que no tenía amigos, el que se preocupaba por su cuerpo era el típico forzudo tonto, el ligón de turno, el gordo de la clase...
Un "ejemplo" echo a base de Paint (qué manera de deslucir (¿?) el blog) del triángulo como debiera ser.


Echando la vista atrás y con el triángulo como referencia resulta curioso ver cómo he ido cambiando, en función sobre todo de mis prioridades, a lo largo de los años. Hasta que cumplí los 16 era el chico modelo en cuanto a los estudios. Siempre llevaba sobresalientes a casa y lo cierto es que era trabajador y responsable a partes iguales. Hacía lo mínimo que tenía que hacer para por lo menos sacar un 9. Ahora sin embargo no doy un palo al agua. Me los toco a dos manos y en ocasiones ni siquiera hago lo necesario para alcanzar un mísero 5. Mi físico era relativamente normal. Digo relativamente porque siempre he sido muy delgadillo. La verdad es que era un poco comisqui pero también sucede que hasta casi esa edad me pasaba el día jugando al fútbol. Ahora no hago absolutamente nada de deporte y, sin haber dejado de estar delgado, me ha salido una protuberancia al altura del vientre de tamaño más que considerable. De la felicidad la llaman... jas! Y en lo de las relaciones sociales... lo cierto es que siempre he sido bastante tímido. Nunca tuve muchas novias principalmente por esto. Aunque no he dejado de tener amigos, soy un poco cerrado; en cierto modo le cogí cariño a la melancolía. Ahora de las cosas que más me llenan es pensar en lo poco que queda para el finde para salir con los amigos, pillarme un pedo y disfrutar. Y aparte de por lo obvio, algo más sí que follo. Vamos que si trasladamos lo de la inteligencia a lo académico, lo de la salud al físico, y lo de las relaciones al salir y/o tener novia; que era básicamente por lo que iba lo del triángulo (no es que haya dejado de ser más listo o más tonto sino que se intentaba esconder bajo nombres más livianos algo que luego quedaba en evidencia al ver los estereotipos) digamos que este podría ser un símil del antes y el después.

Echa patente mi capacidad nula para dibujar y para el buen gusto, me voy a clase (por segundo o tercer lunes en lo que llevamos de curso). Prometo continuar con el análisis, algo más concienzudo, de esta entrada.

Saludos,

HJK

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